lunes, 7 de septiembre de 2015

Calvarios golfísticos

El pasado finde, durante la celebración de Campeonato Navarro para mayores de 35 años, me casqué la penúltima forrada del verano, por aquello de que la temporada estival ya va tocando a su fin y, al menos por estas tierras del norte, lo de jugar en pantaloneta y a lo loco toca a su fin.

Para enmarcar.

Que uno anda bajo de forma es algo que va quedando atestiguado en este blog crónica tras crónica. Que a uno cada vez le duelen menos las forradas con tal de poder estar en el campo y disfrutar, al menos, de todo lo que rodea al golf, tampoco es novedad. Pero debo confesar que los 121 golpes que me casqué el domingo me pesan como una losa.

El día fue espectacular. 

Ya se sabe que en esto del golf es como en botica, que hay gentes, rutinas y metodologías las hay para todos los gustos. También días buenos, malos y peores. Pero al menos yo, o mi golf, lo que necesita, o con lo que he aprendido a jugarlo, es con cierta continuidad, y así no hay quién haga carrera. Cogiendo los palos de mes en mes no hago mas que forrarme torneo tras torneo, sufrir mucho en el campo con las fiestas que me monto y empezar a tener miedo con la que me vendrá cada vez que me inscribo en un torneo. Empiezas a no dar una, a no reaccionar, y la desolación se te apodera. Mal camino.

El presi, con el cochecito por el campo.

Y, lo que es peor, corres el riesgo de fastidiarle la partida a cualquiera, al desafortunado sufridor que tenga que jugar en tu partida. Todavía me estoy preguntando como Jesús García se hizo 83 golpazos el domingo para proclamarse campeón de nuestra categoría llevando a un cenutrio como yo en el fly y que fue capaz de provocarle todo tipo de desmanes golfísticos sin que el bueno de Jesús, ni tampoco Ernesto, se desquiciaran como casi lo hice yo.

Empecé a cavar mi ruina con un 11 en el hoyo 3, después de un desafortunado episodio de dropajes, penalidades, alivios varios bajo unos pinos y todo bajo la sacrosanta mirada e inspección de Manolo Urra, árbitro del encuentro. No es que me pusiera nervioso, pero la lié y la Srixon que me regalaste compasivamente, Manolo, también la perdí.


Iker y Yolanda, en la intendencia.

A partir de ahí, nada fue a mejor. Utilice 13 bolas (Vice's, Taylor Made, Titleist, Wilson...), conté más de media docena de outs, no mandé menos de 9 bolas al agua, superé la veintena de bunkers pisados y, por supuesto, repasé todo el repertorio de fallos, de principio a fin: topazos, shanks, filazos, una hucha, también un sapo, tripateos varios, hasta que en el hoyo 17, y después de mandar la bola directa al agua desde el tee, me engoriloné, con mucho style, eso si, hasta mandar tres bolitas más de manera consecutiva al agua, para firmarle un 12 al hoyo, y que por mucho handicap 2 que sea, merecía la pena haber acabado conmigo empalado en la bandera.

Eso si. No dije un taco en toda la mañana, ni un tuve mal gesto, me resigné a mi suerte, a apuntar números imposibles en mi tarjeta, ni se me pasó por la cabeza no presentarla y les pedí disculpas a mis compis por el espectáculo, perdidas de tiempo y lamentable ejemplo golfístico que propicié. Son majos, se pagaron las cañas. La mañana fue tan prieta que apenas tuiteé desde el campo. Eso lo dice todo.

El drama ya había sido consumado.

Aunque te tomes estas forradas con la mayor resignación y buen humor posible, la gente tiene que entender que el golfista cuando disfruta de 'lo nuestro' es haciendo pocas y, te aseguro, que para hacerlas además, también acabarás sufriendo, aunque la satisfacción luego sea grande. La cuestión es asumirlas, éstas, las forradas, con la mayor dignidad posible, porque molar, no molan nunca.

Por lo demás, el casi centenar de players que nos dimos cita en Zuasti en un fantástico domingo de finales de verano atestigua que la competi de mayores 35 años tiene tirada, y que no sólo habrá que repertir, incluso potenciarla, tal y como sugería ayer el presi Andueza en las Redes Sociales. Que la FNG se vaya soltando en el uso de la tecnología en estos días es algo que se también se agradece.

Además de la victoria del bueno de Jesús, me hace especial ilusión ver el triunfo absoluto que logró Paco Moreno, con un soberbio 73 al campo que demuestra que cuando le salen las cosas es el jugón más gentelman de la zona. Enhorabuena a todos y todas.

Espero que vengan tiempos mejores para mi golf, i'm working hard para ello, y no en el campo, si no en la vida, que ya se sabe cómo es eso de tener que pagar cuotas. Sigo teniendo pendiente un buen post al respecto.

Buena semana gentes del golf.

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