martes, 15 de enero de 2013

I love Gorráiz

He empezado 2013 con buen pie, es decir, jugando a golf en casa. Teniendo en cuenta que no pisaba Gorráiz desde el pasado mes de agosto, el reencuentro con mi club, mi campo y esa gente tan querida (amigos, empleados y todos los jugones y jugonas con los que has compartido tantos momentos y desafíos, jugándote hasta el piso que no tenías) era lo que más me apetecía hacer después de haber vivido un 2012 tan rutilante como fatigoso.

Esos melenudos, esos vestuarios...

Pasados los días de la #ryderbelindo, poder regresar a mi querido Gorráiz se convirtió en el objetivo, casi obsesión. Y sí, aunque para muchos resulte aparentemente simple o incluso banal, éste era mi mayor y más urgente deseo para 2013: una vuelta de las de siempre, como tantas otras que he dado por su fantástico recorrido, y que tanto he echado en falta. Una vuelta en compañía de los colegas de golf de casa; esos con los que te juegas la cerveza en un match apurado hasta el último putt, dejándote llevar, sin buscar el resultado, sino sólo el juego y la compañía. Y disfrutando cada paso, cada palabra compartida, cada risa y cada broma con la indolencia infantil del "fin de semana". O mejor dicho, con toda la pachorra con la que un sábado tarde nuestro campo te permite tomarte el golf. Tal y como está el tema, hay días en los que no compras un greenfee, compras un campo.

Estampas gorraiceras.
No obstante, si de ser sinceros se trata, debo confesar que este paréntesis también responde a cuestiones de índole personal; especialmente limitaciones económicas (tan comunes en estos días) y cuyo relato rompería el buen rollo con el que he empezado a escribir este post. Desde luego, no son ni tan románticas ni fáciles como hacerle el birdie a, por ejemplo, nuestro hoyo 9... No. Si no llegas a la hora al torneo, te quedas fuera. Y si no pagas las cuotas a tiempo, no entras al campo. Así que te toca andar jugando o, como un forajido, o como un invitado en otras fiestas. No puedes elegir. Y eso, a veces es así, pero no mola.

Al igual que el Belindo, hay mucha gente 'prieta' en estos tiempos. La sombra de la crisis circunscribe vuelos de buitre alrededor de nuestro golf, incluso, de nuestras vidas, y las alegrías que te dabas sin dificultades hace tan sólo unos años se han convertido en gastos cada día más díficiles de asumir. Cuotas, viajes, torneos y un montón de aspectos asociados a tu vida golfística empiezan a costarte más, mucho más de lo que imaginaste, llevándote a renunciar a otras cosas que muchos considerarían más importantes, o a lo peor, convirtiéndose en casi "imposibles". No descubro nada a nadie, supongo que empatizo más bien con alguno si digo que a mi jugar a 'lo nuestro' cada día me cuesta más.

Dar bolas, otra necesidad... como hace Pagola.
Sé bien que, como todo, se trata de una cuestión de prioridades. Y yo soy de los que daría un riñón (o lo que se pueda, mientras mantenga swing y putt) por jugar a golf, así que confío en que esto no sea más que un episodio pasajero que tomo como lección para un futuro más favorable. Sin duda, mucho ha tenido que ver lo que me moví a lo largo del segundo semestre del año pasado, una decisión que me ha dejado una colección de momentos únicos, pero que ha repercutido en la situación en la que posteriormente, y como tantas otras personas, me he visto.

Es probable, seguro diría yo, que en 2013 el Belindo vuelva a ser ese jugador itinerante que luce de campo en campo, y de torneo en torneo su insistente (y por siempre imborrable) sonrisa. Pero, como decimos por aquí, en el norte, lasai (tranquilo)... y la ubicuidad, capacidad, fuerzas, energías y sobre todo recursos para estar siempre en movimiento, el Belindico se los tiene que organizar mejor, que él no está para pagar demasiadas fiestas. A lo largo de 2012 lo pasé realmente bien, en buena parte gracias a vosotros, y aún tengo alguna cuenta más pendiente por ahí (y no sólo con quiénes más me apoyaron con la #ryderbelindo y sus donaciones). Pero, así os lo pido: poco a poco, y con calma, todo llegará, con retornos (ese ROI que dicen los marketinianos) que no podéis ni imaginar. Recordad: soy mis accionistas, y os lo deberé siempre, creo. Palabra de Belindo.

Paz y sosiego en el campo.

Lo que también te permiten estas situaciones 'anómalas' es observar cómo gestiona cada uno 'lo suyo' (que, en caso de un Club, también es 'lo nuestro') en estos tiempos de escasez y penurias en los que vivimos. Desde hace tiempo no me gusta cómo van las cosas en el golf español, tampoco en mi Club, y qué caminos y directrices se toman en muchas cuestiones importantes para el futuro del golf, y de quienes lo jugamos. Creo que Gorráiz es, al igual que un montón de clubes en España, el perfecto ejemplo de gestión que se ha quedado obsoleta ante los tiempos que vienen. Y creedme si os digo que me gustaría no tener razón pero... el tiempo dirá. Yo veo un montón de oportunidades para hacer cosas, de reinventarse, de aprovechar... pero verdaderamente, ese es otro post; uno de esos sabrosones que sé que os gustan. Ya habrá tiempo de entrar en materia y hablar de gestión de campos de golf en épocas de crisis, o, por qué no, de bonanza. Un tema apasionante.

Mítica caseta del hoyo 9.
Un último apunte: como comprenderéis hablo de 'mi' Club en sentido figurado, dado que Gorráiz es una Sociedad Anónima en toda la regla (sí, de esas a las que no se las exime del IVA). No obstante aplico, con toda vehemencia y convicción, la filosofía de José Carrascal, que un día me dijo mirándome fijamente a los ojos, como él suele hacer: 'Los gerentes, presidentes, trabajadores y hasta los socios pasan... al final, queda el campo y los que lo juegan'.

Es esa una gran verdad, porque al final, mi golf y yo le debemos mucho, más bien todo, a Gorráiz, al que considero 'mi' Campo y 'mi' Club. Y mientras no me haga del orden de otras 300 vueltas en cualquier otro golf course, pague sus cuotas y me guste tanto jugarlo y disfrutarlo, así seguirá siendo.

Buena semana gentes del golf.

NOTA: Estas pajas mentales las escribo porque el diluvio universal se ha instalado esta semana en Pamplona, y no podemos jugar a golf... si no, de qué, jajaj! ;o)

No hay comentarios: