jueves, 5 de diciembre de 2013

La hora del canchero

Dados los días de lluvia y frío que se han instalado ya en este otoño hasta ahora tan atípico, y con el invierno y toda su crudeza llamando con fuerza a las puertas del golfista, lo que ahora toca es... volver a la cancha. Y por aquello de intentar ser aplicado y cumplir con los requerimientos propios del buen canchero, pues estas últimas semanas han sido más que fructíferas, con un par de clases, unas cuantas largas sesiones de bolas, otras en el putting green y, por supuesto, el buen tono físico que te da el running y cualquier actividad física y deportiva.

Ante todo, abrigarse.
La única cuestión en ciernes es ver si aguantamos este ritmo durante las próximas semanas. Un par de escapadas (como la semana pasada a La Peñaza a Zaragoza), y las propias frías tardes de Gorráiz, no animan a salir al campo. El trabajo en la cancha es necesario y hay una parte que se asimila al correr: a veces te da pereza, y es un verdadero sacrificio ponerte las zapatillas y arrancar el trote. Pero la recompensa posterior viene incrementada de manera exponencial cuando vuelves sudado, oxigenado y reseteado.

Cancha de la UPNA, de noche.
A la hora de ir a dar bolas, estamos en las mismas: frío, canchas desangeladas, lluvia, y un montón de cosas que arreglar en tu swing, pero todo es mejor que quedarse en casa, en el sofá, o tomando 'cafeses' y cervezas con tus amigos. Estoy seguro que en primavera lo agradecerás, cuando tu juego resurja con fuerza en el campo, cuando vuelva a dar de si el día, y las horas de luz, y este letargo en el que ahora entramos, desaparezca, y no haya que temer por los empastes después de hacer un shank con un hierro en un campo helado, con las manos inertes, y la gota del moco colgando de la nariz.

Por eso, este invierno hemos retomado las lecciones con el teacher, Fernando Núñez, y hemos vuelto a la cancha y al putting green (bueno, excepto en la de la UPNA, que igual sales de allí sabiendo jugar a cricket más que a golf). Además, con Charly Lacunza y la propia dinámica instructora de Maese Núñez, una cosa está garantizada: risas y cachondeo, talibanismo del golf, frases magistrales sobre la vida y 'lo nuestro' que algún día habrá que recopilar en un post.

Trabajo duro en la esterilla.

Ya sé que hay mucha gente que la cancha no la quiere ni ver, pero, la verdad: independientemente de que es la única manera de tocar unos palos y ver volar unas bolas en estos días llamados metereológicamente 'de caca', no hay nadie que me garantice que, después de pasar por la cancha, aprendes menos... cuesta ajustar, pero tu juego va a más, eso es seguro. Así que, el menda, por allí volverá estos días. Y si no aprende tu golf dando cuatro cubitos de bolas en una sesión, te garantizo que no echarás en falta la elíptica.

Buena semana gentes del golf, el que esté de Puente, que lo disfrute.

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