A pesar de los buenos propósitos de inicio de año, algún que otro sustillo inesperado (en el plano más personal) me ha tenido un poco preocupado, y despistado de mis quehaceres en este inicio de semana. Agradezco mucho, desde aquí, una, otra y mil veces más si hiciera falta, los ánimos recibidos. El que diga que esto de las redes sociales es frío, distante o falso no sabe lo que dice, así de sencillo.
Dadas las circunstancias, quería dedicar este post a reflexionar, o compartir con vosotros y vosotras, sobre lo importante que es el golf, 'lo nuestro', cuando la vida se te pone prieta, aparece la curva, o se empina la cuesta. Algo demasiado habitual, últimamente, tal y como está el patio, y seguro que tenéis a vuestro alrededor experiencias a patadas.
La culpa de este pequeño golpe de melancolía la ha tenido este vídeo que se me apareció el otro día por casualidad, y rescaté de mi canal de Youtube. Fue grabado el año pasado por estas fechas: Winter Golf, sin lluvia, con mucho frío, a modo película muda pero, ante todo, muy feliz, felices, por el campo. De hecho, hice un post al respecto.
Era el tema que quería traer a colación: el de sufrir o ser feliz en el campo, de golf, por supuesto. Cuántas veces nos dicen, o hemos oído, con esto del frío, la lluvía o las mil y una incertidumbres que puede tener uno en la cabeza, y en la vida, lo de: 'qué. a sufrir?' cuando el día no es el más propicio para jugar a golf?
Es entonces cuando, camino de la tienda para pagar el greenfee o mientras vas al tee del 1, pones cara de póker, y mascullas hacia tus adentros: 'este no es un jugón'. Porque el golfista dónde sufre es cruzando la calle en un paso de cebra, o en la oficina atendiendo asuntos y a clientes, o en la cola de la panadería pensando en qué estás haciendo mal con tu grip que se te cierra la bola. Ahí es dónde está el verdadero sufrimiento, ese que desaparece en cuanto la perspectiva de tener un palo entre tus manos se dibuja en el horizonte.
La semana pasada un señor me dijo en el vestuario de mi club: 'yo he perdido mucho dinero el año pasado con esto de la crisis, y si no es por el golf, me muero'. Me recordó a mi 2010 cuando cerré la empresa, la crisis se llevó todo lo que tenía por delante, y si no llega a existir el golf, poder salir al campo a dar rabazos, y no pensar y, si acaso, poner algún lángido tuit que certificase tu presencia en el golf course. Si el golf hubiese existido, ese señor, o yo, o tú que ahora lees, tal y como estuvimos comentando, ya con un poco de perspectiva, nos hubiésemos pegado dos tiros. Así de sencillo.
El pasado viernes, ante un montón de incertidumbres que surgieron en mi no plácida existencia, decidí que pasar el mayor tiempo posible en el campo podía ser la mejor solución para esperar noticias, acontecimientos, y no tener muchos fantasmas en la cabeza. Es cierto que así es difícil hacer birdies, pares, e incluso boguies, pero... quién dijo que el golf iba sólo de eso, de hacer pocas? Pues claro que no. Son situaciones y momentos para cuando estás bien de ánimo, fuerte, y compites y te juegas la cerveza, el coche o vas a por el torneo, pero mientras tanto, el golf es esa bendición que trae la paz a tu existencia.
Gracias a todos y todas por permitirme compartir esta reflexión tan personal con vosotros, ha sido una especie de desahogo que tenía que hacer. Y muchas gracias de nuevo por todos los apoyos recibidos estos días. Vienen días de duro trabajo para que el 2014 sea como espero, exitoso y lleno de proyectos que, en menos de lo que os pensáis, irán viendo la luz. Al final de este mes presento todo lo hecho en el último trimestre en el #VBYE. Los veréis, y seréis parte de ello, of course. Espero que os guste.
Buena semana gentes del golf.
Nota: abrígense, que viene el tramo duro, y de verdad, del invierno, y hace frío en el campo.
Nota: abrígense, que viene el tramo duro, y de verdad, del invierno, y hace frío en el campo.
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