Desde que la semana pasada me bajé la App de Instagram al ifón (resto de tecnología, a
fastidiarse... así es la cosa de Apple ;o) no he parado de
hacer fotos con los dichosos filtros (algo que también he aplicado a mis
dibujos, tal y como cuento
en el PaintinBelindo) y, la verdad, es una chulada si te gusta la cosa de la
foto, la estética y, en general, la plasticidad que ofrece la aplicación y red
social que tan de moda está.
Resulta obvio que no todas las fotos que
se hacen en Instagram son buenas (es más, algunas las estropeamos
aplicando mal la tecnología), pero si que es cierto que hay fotos que 'tirán'
más que otras, y las de golf son algunas de ellas. Con los contrastes y resaltes
de brillo y efectos cromáticos forzados, Instagram consigue
fotos de auténtico relumbrón. Y para eso, un golf course y un ojo que medio
encuadre la vida, es una maravilla.
Y luego está la otra fiesta, la de la red social,
donde vuelves a entrar en un sinfín de 'Me gustas' y contenidos
compartidos que... menos mal que la plataforma de Instagram
está bien integrada con las redes sociales más habituales
(Facebook y Twitter), que si no iba a ser una
locura en si misma, factor principal por el que las redes sociales
especializadas suelen fracasar: a lo usuarios no les da la vida (ni quieren)
estar en más sitios de los que ya están.
Eso si, en Instagram, tal y como me recordó hace
unas semanas mi querida Marí Carmen Martín, el hastag del #golf
está muy presente, y la gente sube fotos chulísimas de sus campos, paisajes,
protagonistas y aventuras. Otra manera de contactar con jugones afines por la
red. De momento, nos quedamos, y vamos viendo, okas?¿
Buena semana gentes del golf
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