lunes, 7 de febrero de 2022

Guetto Time

Pues nada, que estaba yo en medio de este lunes espeso y perezoso pensando a ver a qué le podía dedicar el post de esta semana y, confieso, me encontraba un poco perdido: qué pereza hablar de los circuitos profesionales, ahora que han empezado ya todos a rodar, si no soy ni Tengolf, ni Opengolf, ni Golfconfidencial, ni el Periodigolf, ni mucho menos la RFEG... ni quiero serlo. Al que le interese la actualidad de los torneos profesionales, ya irá allí a ver la info. A mi, de todo eso, lo que más me ha molado ha sido ver, un año más, a Bill Murray hacer el gamba como siempre en el ATT Pro Am de Peabble Beach junto a Alfonso Ribeiro (nuestro querido Carlton Banks de 'El Principe de Bel Air) y dándole ese toque informal y desenfadado a nuestro deporte, algo que sin duda, le hace buena buena falta para conectar con el resto del mundo.

Bill Murray, crack.


Al golf le sigue haciendo falta conectar con el resto del mundo. Un ejemplo: este finde ha habido un chaval, Eugenio López-Chacarra, madrileño estudiando y compitiendo por la Universidad de Oklahoma State, que se ha llevado un torneo universitario en Hawai con la friolera de un haber hecho un 62 en la última jornada del día. Eso, a nivel futbolístico, es como ganar un partido por 14 a 0 y que haya un jugador que haya metido diez goles. La pena es que nunca nadie fuera del golf sabrá ni entenderá la proeza que ha hecho este finde Eugenio, porque es un score simplemente galáctico, algo de lo cual, si juegas a golf, probablemente, nunca podrás fardar en esta vida, porque son muy muy poquitos los que llegan a hacer semejantes gestas.

Eugenio López-Chacarra en Hawai.

Pero ese es nuestro drama, somos como una cuadrilla de gremlins cogidos de la mano mientras bailan el corro de la patata, en nuestro mundo, en nuestra fiesta, pero sin importarle demasiado al resto del mundo. No conseguimos hacer entender nuestro deporte, tampoco las reglas que lo rigen, ni los valores y beneficios que ello conlleva. Y así, es difícil poner en valor y fardar de lo que supone jugar al golf y ser una amante fiel e incondicional de nuestro deporte. Seguimos viviendo en un guetto, muchas veces de lujo y de paredes de mármol, sofás de cuero y muebles de roble, pero en un guetto, nadie que no juegue al golf se entera de lo que en él pasa, y aunque cada vez seamos más y tengamos más acólitos, pues chico, esto es como un agujero negro donde todo lo que pasa dentro se queda ahí.


Bueno, la cuestión es que de lo que yo quería hablar en el post de esta semana es de cuántas veces se agacha un o una golfista en una ronda de golf, ya sabes, esos temas super importantes y súper belindos con los que el mundo del golf seguro que no puede vivir, pero la cuestión es que, de momento, sólo tengo el paint que hice cuando me pregunté el tema. Como podéis ver, es un tema super complejo, la wikipedia está llena de información al respecto y tengo que seleccionar bien la información que comparto (modo ironía on, porque no he conseguido ni un dato al respecto). Seguiré buscando a lo largo de la semana y a ver si la próxima semana lo tengo más claro. Si alguien se quiere animar y darme un poco de luz al respecto, pues bienvenida.

Buena semana gentes del golf.

Posdata ¿Alguien sabe algo de cuándo la cancha de la UPNA volverá a estar abierta? Los comunicadores de la Federación Navarra de Golf trabajan menos que en El Vaticano. Otra cosica eran los tiempos de mi querido y mimado Golf Navarra, ains!

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