lunes, 24 de mayo de 2021

Phil, que viva Mr. Lefty

Tener un blog de golf y no dedicarle una líneas a la gesta que este pasado fin de semana consiguió Phil Mickelson en el PGA Championship es algo así como que te gusten los coches y no tengas carnet de conducir o no lo hayas conducido en la vida.



Lo de Phil este finde ha sido maravilloso. Y no sólo por ser el primer player en llevarse un Major con más de 50 tacos, que también, si no por ver muchas, muchas cosas buenas en su victoria en el terrorífico recorrido de Kiawai Island, probablemente, uno de los más largos, duros y exigentes de toda la historia de los PGA.

Si hay un jugador que todos hemos querido ser alguna vez, ese es Phil Mickelson, Mr. Lefty. Por muchas razones, y todas de peso, además. Por su prodigioso juego, especialmente el corto y alrededor de green (quién no ha intentado alguna vez hacer un flop, rodadito o cualquier otra 'mickelsonada'), por su carácter afable y sincero, por su incansable trabajo y por su presencia, normalmente, en top de la mayoría de los torneos, Ryders y cualquier otra competición en la que haya participado. Es por que siempre, desde que me gusta el golf, siempre ha estado ahí y se ha mostrado como un jugador único y especial.

Phil es el golfista del pueblo, es imposible no empatizar con él. Tantos y tantos gestos de amabilidad y caballerosidad con rivales, aficionados, medios y todo lo que rodea al golf durante tantos años le hacen ser un tipo realmente querido. Con los niños, con los fans, en el campo, nunca un mal gesto, nunca una mala respuesta, nunca un desaire,... nunca. Más bien, todo lo contrario: horas y horas firmando autógrafos, siempre con una sonrisa, atendiendo a los medios, y a la que han llegado las redes sociales, más y el mejor Phil todavía, bromista, con un humor fino y socarrón y reflejando todo el trabajo que tiene por detrás estar ahí, al píe del cañón a sus años y con la competencia que tiene en un mundo del golf cada vez más exigente y profesionalizado. Sencillamente, es para comérselo.

Personalmente, la vez que más pude disfrutar de él fue durante la Ryder de Medinah, especialmente el domingo final, donde seguí prácticamente todo su partido ante un Justin Rose que le birló el match yendo uno abajo en el 16, y le destrozó el marcador con un putt estratosférico de biridie en el 17 y otro no menos magistral en el 18 para darle voltereta al partido y llevarse el punto en lo que fue el llamado Milagro de Medinah. Nadie, ni el más bueno de los mortales, asume una derrota como aquella. Fue maravilloso.




Y, sobre todo, hay una y poderosísima razón para amar a Phil Mickelson, y es, probablemente, la que le hace ser quién es. Su amor por el golf y la capacidad que tienen los grandes como él de hacer crecer nuestro deporte a estas alturas de la película. Pocos jugadores, sólo las leyendas, tienen ese don de proyectar 'lo nuestro', el golf, hacía el más allá, hacia el infinito. Y Phil lo ha hecho este fin de semana. Debería tener una estatua en todos los clubes de golf del mundo, y que la gente besará sus pies, como si fuese el Papa, antes de salir al campo.

God bless, Phil, que viva Mr Lefty!

No hay comentarios: